(SP) Promoción de Popurrí en la nueva Mesa Literaria.

Marisol (ssooll@hotmail.com) está por abrir una empresa digital llamada Mesa Literaria con el propósito de vender artículos, reseñas y otros productos para promocionar libros en américa latina. Con ese propósito hiso un articulo sobre mi cuento “El desierto de Pete Molinas.”

“Agrego el que he escrito para Popurrí, de Manuel. Es de un solo cuento ya que me era muy difícil escribir un artículo que conjuntara todos los cuentos. Y con el pretexto del cuento de Pete Molinas, estoy escribiendo otro pequeño artículo sobre el género literario de Aventuras Old West. Este artículo, Manuel, desembocará en tu libro.”

Lo puse a continuación para que todos lo pudieran leer. Pienso que lo hiso muy bien y la felicité. Creo que Marisol  va a tener mucho éxito con su nueva Mesa.

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La inclusión-exclusión social ente culturas podría ser crucial para la supervivencia. En el cuento: El desierto de Pete Molinas, de Manuel Taboada.

Pete Molinas es un chico mexicano, bondadoso, honesto, pero ambicioso que ha heredado hectáreas de tierra inhóspita.

“…es en Nuevo México. Una antigua concesión del Rey de España… a menos de cincuenta kilómetros de la frontera… No era tanto un valle sino un tipo de cuenca: un barranco o, usando palabras más cariñosas, un cañón largo, sin salida…rodeado de altos cerros empinados, a primera vista, sin posibilidad de ser escalados…la epitome del desierto: un terreno inhóspito, desolado, arenoso, sin más que cactus y matorrales de hoja áspera” (pág. 7)

En este desierto, la siembra de cualquier cosa parecía imposible. No obstante, cuatro años después, Pete había convertido su pedazo de desierto en un paraíso verde, fresco y abundante que engendrará la envida de sus vecinos.

Desafiando el canon del old west

Al más puro estilo del old west, El desierto de Pete Molinas de Manuel Taboada, es un relato que demuestra que el subgénero literario denominado “viejo oeste” puede seguir vigente, más aún, que puede ser desafiado. Conservando sus características originales como la inclusión de pistoleros, conflictos por la tierra entre mexicanos, indios y hacendados ganaderos blancos, El desierto de Pete Molinas se desplaza del canon tradicional y en sus episodios pone en entredicho que, dentro de las rivalidades y conflictos de la época, el hombre blanco es más afortunado e impone su ley; pues, por el contrario, en este cuento, son los indios tarahumaras, la mujer y el mexicano, quienes, gracias la conciencia de sus desventajas en territoriales, logran dominar el desierto, la simpatía del pueblo y los corazones de los blancos y al final, de los lectores.

¿Una crítica inconsciente?

Sin decirlo, pero a todas contundente, esta narración alude a que los conflictos de Pete tienen un trasfondo racial; esto está representado con la superioridad actitudinal de sus vecinos blancos Henrry, George y Jim quienes invaden las tierras de Pete por que, con seguridad, este las adquirió a base del robo y la mentira. Otro aspecto importante es que estos tres personajes mueren de hambre y sed a causa de la sequía, envidian y hacen imposible la vida del “Mex” como le llaman a Pete; circunstancias que son consecuencia de una ceguera, pues su supremacía racial obstruye para ellos mismos la sabiduría y armonía con que los tarahumaras han vivido siglos en el trozo de la sierra madre en el que todos habitan.

El desierto de Pete Molinas, nos invita a la reflexión sobre la armonía social, pues las tierras del protagonista, una cuenca desértica, se convierten en un pequeño edén en el que nacen tabaco, flores y sandías gracias a un factor que va más allá de las condiciones climáticas dadas, esto es, por inclusión social, por la convivencia y generosidad mutua que establece con los tarahumaras, quienes compartieron con él la sabiduría ancestral sobre el manejo de las corrientes de agua y el uso de la luz solar y la sombra en la tierra.

El humor y la profundidad

Con el estilo ágil y delicioso que caracteriza a Manuel Taboada, El desierto de Pete Molinas aborda temas como la amistad, la lealtad, la honradez, la abundancia y sus opuestos, el racismo, la carencia, la envidia y la pobreza, sin olvidarse de la atmósfera desértica que nos hacen sentir el calor, la sed, el peligro y la emoción de correr a caballo y esquivar los balazos.