Dragón
¿Cómo hacer para besar una doncella?
Se preguntaba el dragón
enamorado.
Fácil, según algunos que dicen
cualquier cosa
con tal de ser escuchados.
Pero, no tan así nomás
si uno es dragón
adolescente
En ese caso,
es toda una función
un dilema
—Cada vez que beso una,
termina como pan tostado,
su lindo pelo quemado,
su vestido chamuscado.
—Ay ¿qué hacer, cómo hago?— se lamenta
el pobrecito,
pero no se da por vencido,
ni menos rechazado.
En la mañana siguiente intenta,
nuevamente
—Esta vez sí me resulta—.
Se dice asimismo.
Está atrevido,
decidido.
Al rato, divisa una.
De su percha se lanza
hecho una flecha
y la besa.
En un descuido la roza, huy
y ZAZ! – una chispa
seguida
por una tremenda llamarada.
Que pena, que imprudencia,
ya que termina ahumada.
Adiós doncella.
Pobrecita,
y tan bonita que era – ella.
Todo esto una falla,
sin querer por supuesto
Pero igual,
otro desastre – fatal.
Finalmente,
consultó con un amigo
más grande, más adulto.
Con más vida y recorrido,
que le dijo:
—Si así es,
tienes que dejar de comer ajíes,
y cambiar tu dieta.
Aplica matafuegos a manos llenas
tres veces al día.
No te laves los dientes
con aguardiente.
Usa pasta dental
como el resto de la gente.
Y así pasó, eso mismo hiso.
Por lo menos así fue
como se cuenta el cuento.
Según dicen fue el único adolecente
en la historia,
que si bien era dragón
siguió los consejos de uno mayor
y consiguió realizar su ilusión.
No se sabe si finalmente
le gustó – a él,
o a las doncellas,
pero según explican
los que saben de estas cosas,
en las tierras donde se dice esto ocurrió
ya no había a manera de antes
tantas doncellas crocantes.